Fecha de publicación: 2025-08-11 16:16:00


Isabella Araujo Polo
Sameth Isabel Crespo España
Juliana Quiroga Ortega
Fecha de publicación: 2025-03-18 14:51:00


María Paula Contreras Castro
Laura Alejandra Bedoya Durán
Maria Paula Torres Poveda
Rebeca Cancino Ricketts

Política exterior medioambiental de Bolivia: un estudio comparado de los gobiernos de Evo Morales (2015-2019) y Luis Arce (2019-2024)

Política exterior medioambiental de Bolivia: Un estudio comparado de los gobiernos de Evo Morales (2015-2019) y Luis Arce (2019-2024).

Bolivia's environmental foreign policy: A comparative study of the governments of Evo Morales (2015-2019) and Luis Arce (2019-2024).

María Paula Contreras Castro[1], Laura Alejandra Bedoya Durán[2], Maria Paula Torres Poveda[3] y Rebeca Cancino Ricketts[4].

Recibido: 5/08/2024

Aprobado: 17/03/2025

Resumen

La llegada de gobiernos de izquierda en América Latina ha impulsado avances en la agenda de política social y en el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos y protección constitucional. No obstante, la dependencia de estos países a las demandas de la economía global, como resultado de la división internacional del trabajo, ha condicionado a la región a continuar bajo un modelo económico basado en el extractivismo de recursos naturales. En este contexto, la presente investigación realiza un estudio comparado entre las políticas exteriores en materia medioambiental de los gobiernos de Evo Morales (2015-2019) y Luis Arce (2019-2024), analizando la centralidad del Buen Vivir y la cosmovisión indígena. Se argumenta que, a pesar de la transversalidad del Buen Vivir en la Política Exterior de Bolivia, esta propuesta de desarrollo alternativo no ha sido suficiente para hacer efectivas las políticas de protección y conservación ambiental, dada la poca diversificación de las estructuras internas del país y su dependencia a la exportación de materias primas.

Abstract

The arrival of leftist governments in Latin America has promoted advances in the social policy agenda and in the recognition of nature as a subject of rights and constitutional protection. However, the dependence of these countries on the demands of the global economy, as a result of the international division of labor, has conditioned the region to continue under an economic model based on the extractivism of natural resources. In this context, this research carries out a comparative study between the foreign policies on environmental matters of the governments of Evo Morales (2015-2019) and Luis Arce (2019-2024), analyzing the centrality of “Buen Vivir” and the indigenous worldview. It is argued that, despite the transversality of “Buen Vivir” in the Foreign Policy of Bolivia, this alternative development proposal has not been enough to make environmental protection and conservation policies effective, given the country's low diversification of its internal structures and its dependence on the export of natural resources.

Palabras clave: Política Exterior, Política medioambiental, Buen Vivir, Neoextractivismo, Luis Arce, Evo Morales.

Keywords: Foreign Policy, Buen Vivir, Neo-extractivism, Environmental Policy, Luis Arce, Evo Morales.

Introducción

La política exterior de Bolivia ha atravesado notorias transformaciones a lo largo de los años. Antes de la llegada de Evo Morales, esta política se caracterizaba por un alineamiento hacia Estados Unidos (Respice Pollum), facilitado y promovido por las élites nacionales, lo que acentuó las relaciones de dependencia del país suramericano hacia el país del norte (Orietta y Hernández, 2020). Sin embargo, tras la llegada de Evo Morales (2006), un líder que representaba los sectores populares indígenas, se generó un cambio institucional que implicó la adopción de un modelo de desarrollo basado en la armonía con la naturaleza y el medio ambiente, conocido como el Buen Vivir (Martínez, 2013). Con ello, se realizó la redacción de una nueva constitución (2009) que reconoce la diversidad cultural e incluye a la naturaleza como sujeta de derechos y de protección constitucional.

Asimismo, como resultado de esta transformación social interna, se reconfiguraron los principios de la agenda de política exterior, tomando en consideración los siguientes elementos: (I) la diplomacia de los Pueblos para la Vida; (II) el ejercicio efectivo de la soberanía; (III) la diversidad cultural; (IV) el Buen Vivir; y (V) la búsqueda por la reducción y/o superación de las relaciones internacionales asimétricas (Bermúdez-Hernández, 2020).

De esta manera, el aspecto medioambiental ha sido transversal a la política exterior del país debido a los significados que tiene la naturaleza para la cosmovisión indígena. Este enfoque enfatiza en la interconexión entre los seres humanos y la naturaleza, abogando por un desarrollo sostenible que preserve los recursos naturales para las generaciones futuras (Cruz, 2018), y dando cuenta de la importancia de replantear el modelo de desarrollo neoliberal y capitalista, más allá del paradigma extractivista de recursos naturales (Querejazu, 2015).

En consecuencia, Bolivia ha transitado a un modelo de desarrollo alternativo basado en la intervención del Estado mediante la regulación de las actividades extractivas y la canalización de estas rentas para el gasto social (Mejía y Oslender, 2022). Sin embargo, este nuevo modelo mantiene una contradicción fundamental: la dependencia permanente de la economía boliviana a la explotación de materias primas arraigada en la demanda global de recursos naturales por parte de países desarrollados (Bebbington, 2007). Lo anterior plantea un desafío significativo para la implementación efectiva del Buen Vivir como principio rector del Estado, pues, a pesar de la nacionalización de los recursos naturales y el control estatal de las actividades extractivas, la persistente dependencia del extractivismo y la falta de diversificación económica, son factores que condicionan la posición de Bolivia en el escenario internacional y su política exterior en materia medioambiental. 

Teniendo en cuenta lo anterior, la presente investigación tiene como propósito profundizar en la política exterior medioambiental de Bolivia, comprendiendo si el principio del Buen Vivir ha moldeado esta política, o si, por el contrario, lo han hecho la dependencia al extractivismo y la poca diversificación de su economía. Lo anterior se desarrolló a través de un análisis comparado entre los gobiernos de Evo Morales (2015-2019) y Luis Arce (2019-2024), siendo posible identificar cómo se ha transformado la agenda exterior medioambiental a lo largo de estos dos mandatos presidenciales.

Así pues, para la investigación se plantearon los siguientes objetivos específicos: (I) comprender la relación entre los principios del Buen Vivir y la identidad indígena con la Política Exterior de Bolivia en materia medioambiental, (II) examinar las concepciones, estrategias e iniciativas en materia medioambiental en la política exterior de Bolivia durante los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, y (III) reflexionar críticamente sobre los cambios y continuidades de la política exterior en materia medioambiental entre 2015 y 2024.

Para alcanzar dichos objetivos, esta investigación empleó una metodología cualitativa, ya que comprendió un fenómeno social a partir de los significados y perspectivas que los sujetos implicados le atribuyen a dicho hecho (Creswell, 2009). De esta forma, esta investigación estudió la política exterior medioambiental de Bolivia a partir de una cuidadosa interpretación de las acciones, decisiones, comportamientos y discursos de los actores involucrados en la formulación de la política exterior del país. Este análisis cualitativo permitió desentrañar las motivaciones y justificaciones detrás de las políticas medioambientales, así como el rol que desempeñan la identidad indígena y los valores culturales en la formulación de la política exterior.

Asimismo, en esta investigación ambos periodos gubernamentales fueron comparados para evaluar las continuidades y discontinuidades de la política y analizar si se priorizó la identidad indígena y el concepto del Buen Vivir, por encima de los intereses, objetivos y necesidades del gobierno de turno.

Las técnicas de recolección de información se centraron en el análisis documental de fuentes como documentos, comunicados oficiales e informes emitidos por los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce; artículos académicos que evalúan la participación de Bolivia en cuestiones medioambientales; y, noticias y reportajes periodísticos que cubren eventos relevantes y la participación del país en foros internacionales de medio ambiente.

La recopilación y análisis de estas fuentes documentales permitió identificar los compromisos y prioridades ambientales adoptados por cada gobierno, así como comprender el nivel de influencia que tienen la identidad indígena y el concepto del Buen Vivir en las decisiones de política exterior medioambiental de Bolivia.

Finalmente, para determinar las continuidades y discontinuidades de la política exterior de Bolivia en materia medioambiental durante los gobiernos en cuestión, se realizó un análisis comparativo de la información recopilada, considerando las siguientes variables:

(I) Concesiones para la explotación/exploración de naturaleza privada y extranjera; (II) las prioridades medioambientales identificadas en los Planes de Desarrollo Económico y Social y en las iniciativas de conservación encaminadas a proteger el medio ambiente; (III) acciones y políticas internas de desprotección ambiental; (IV) la participación de Bolivia en foros y conferencias internacionales sobre medio ambiente y (V) la adhesión del país a convenios y tratados internacionales sobre medio ambiente. Al considerar y comparar estas variables de análisis se realizaron recomendaciones que comprenden las tendencias y prioridades en este ámbito a lo largo del tiempo

Marco Teórico

El presente marco teórico pretende comprender cómo se ha entendido lo medioambiental en Bolivia y su priorización en la agenda de política exterior. Para ello, se plantean dos categorías teóricas: (i) el neoextractivismo como alternativa de desarrollo en América Latina y (ii) el Buen Vivir como marco político en Bolivia.

  1. Neoextractivismo en América Latina y en Bolivia

El extractivismo como modelo económico de América Latina ha estado condicionado por la división del trabajo internacional[5] (Dos Santos, 2011; Azamar y Ponce, 2015). Este se ha desarrollado en torno a las actividades extractivas de recursos naturales y minerales, en función de la demanda global de productos primarios, profundizando las lógicas del sistema capitalista basadas en la explotación y subordinación (Dos Santos, 2011; Mejía y Oslender, 2022).

Asimismo, el alza de los precios globales en las materias primas a inicios de los 2000, produjo en América Latina un incremento en la Inversión Extranjera Directa (IED) y la reprimarización de las economías basadas en la exportación de materias primas (Camus y McKay, 2020). Lo anterior, se enfrentó a un proceso paralelo en la región: la llegada de gobiernos de izquierda que prometieron expandir los beneficios en las políticas sociales para aquellas poblaciones más vulnerables. Frente a ello, Bebbington y Bury (2013) argumentan que el aumento global en los precios creó las condiciones materiales para que los gobiernos progresistas adecuaran su discurso a la realización de proyectos neoextractivos como alternativa de desarrollo económico y social.

De este modo, el neoextractivismo se define como un modelo en el que el Estado mantiene una participación activa en el control y regulación de los procesos económicos y de los recursos naturales al interior de las actividades extractivas por medio de la canalización de los ingresos que, posteriormente, serían dirigidos al gasto social y destinados a responder las necesidades de la población (Lander, 2014; Mejía y Oslender, 2022).

No obstante, para los teóricos del neoextractivismo, su desarrollo termina sujeto al funcionamiento del capital extranjero, del mercado y del comercio, profundizando la dependencia de la región a la extracción de recursos naturales y manteniendo subordinada su inserción a la división internacional del trabajo basada en la idea de las “ventajas comparativas” de la economía clásica (Mejía y Oslender, 2022).

  1. Buen Vivir

El "Buen Vivir" es una propuesta de desarrollo alternativa a los principios capitalistas que promueve una forma de vida más equitativa y sostenible (Jofré, 2019). Este se fundamenta en una visión integral que incorpora aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales, priorizando la armonía, el equilibrio y la reciprocidad entre la naturaleza y el ser humano (Dongil-Martín, 2018).  Desde una perspectiva crítica, autores como Escobar (2015) sostienen que este paradigma no sólo cuestiona el desarrollo hegemónico ligado a la modernidad occidental, sino que también invita a imaginar y construir "mundos otros", desafiando la separación entre cultura y naturaleza recuperando así saberes indígenas.

Este concepto posee sus raíces en las cosmovisiones indígenas de América Latina, especialmente en las culturas andinas, donde el "Suma Qamaña" de los aymaras y el "Sumak Kawsay" de los quechuas, traducen el "Buen Vivir" en prácticas comunitarias que valoran la conexión con la tierra y el bienestar colectivo.  Por ello, propone una relación equilibrada con la naturaleza, considerando a la Madre Tierra como un ser viviente con derechos propios, y rechazando la explotación desenfrenada de los recursos naturales (Dongil-Martín, 2018). Además, en lugar de la competencia individualista promovida por el capitalismo, este principio enfatiza en la solidaridad y la cooperación entre las personas, buscando construir una comunidad donde los recursos se comparten equitativamente, asegurando el bienestar de todos sus miembros (Farah & Vasapollo, 2011).

Hipótesis

El Buen Vivir y la identidad indígena han sido elementos significativos en la política exterior medioambiental de los gobiernos de Evo Morales y Luis arce. Sin embargo, por la economía interna poco diversificada y la permisividad internacional de Bolivia, visible en su dependencia a las exportaciones de materias primarias, no se ha logrado la efectiva reducción de los impactos ambientales resultantes de sus actividades económicas. Entonces, el uso de conceptos como el Buen Vivir y la identidad indígena, ha sido más bien un instrumento para legitimar un proyecto político que defiende la Madre Tierra.

Transformación y Sostenibilidad: La Política Exterior Medioambiental de Evo Morales (2015-2019)

La elección de Evo Morales como presidente marcó un cambio en la política boliviana tras dos décadas de dominio de los partidos políticos tradicionales. Su ascenso al poder representó un cambio en la historia del país, en tanto desafió el statu quo y otorgó voz a los sectores marginados. De hecho, Morales, conocido por su defensa de los derechos de los excluidos, propuso la "refundación del Estado-nación", lo que implicaba una redefinición de los lazos tanto internos como externos del país (Ceppi, 2014, p.126).

Es así como, bajo su liderazgo, la política exterior boliviana priorizó la promoción de los derechos de la Madre Tierra, la soberanía nacional y la integración regional. Esta reorientación estratégica se concretó a través de la implementación de la Diplomacia de los Pueblos para la Vida, la cual se estableció como el pilar de su acción internacional. Esta estrategia postula un enfoque renovado en las relaciones entre las naciones, basadas en relaciones complementarias, justicia, democracia y solidaridad (Hernández Bermúdez, 2019; Querejazu, 2015). De este modo, en línea con estos principios, Evo Morales cimentó la política exterior de Bolivia en valores fundamentales como la soberanía, la integración y la defensa de los derechos de las comunidades indígenas.

Por otra parte, el discurso del presidente Evo Morales revela varias dimensiones clave de su política exterior, tales como la reafirmación de la soberanía nacional y la defensa de los intereses nacionales frente a las influencias extranjeras (Hernández- Bermúdez, 2019). Sin embargo, a pesar de la retórica nacionalista, Morales exhibe un pragmatismo económico al reconocer la necesidad de asociaciones con empresas extranjeras para el desarrollo de recursos estratégicos.

Esta dualidad refleja una relación entre la ideología y las necesidades prácticas de inversión y tecnología, la cual es esencial para entender cómo Morales navegó entre su retórica de soberanía y las condiciones económicas y productivas de un país en desarrollo. En consecuencia, Morales intentó proyectar una imagen de progreso y modernización, alineando sus políticas con las tendencias globales hacia la tecnología y la sostenibilidad del país.

En cuanto a las prioridades medioambientales identificadas en el plan de desarrollo socioeconómico se destaca la "Agenda Patriótica 2025" y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Al alinearse con estos marcos internacionales no sólo buscaba legitimidad global, sino también atraer apoyo y financiamiento externo (Romero-Muñoz et al., 2019).

La "Agenda Patriótica 2025" tenía como objetivo guiar las políticas públicas hacia el desarrollo sostenible más allá de la administración de Morales, incluyendo metas relacionadas con la protección de los recursos naturales; la industrialización de recursos estratégicos como el gas, el litio los minerales; y la transformación sostenible de alimentos y bosques. Además, subrayaba la transformación sostenible de sectores clave como la agricultura, los bosques y la biodiversidad (Romero-Muñoz et al., 2019; CEPAL, 2013), a través de prácticas agrícolas sostenibles y la conservación de los ecosistemas. De igual manera, la agenda destacaba la importancia de las negociaciones internacionales sobre el clima para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2025 (Romero-Muñoz et al., 2019).

Con respecto a la participación de Bolivia en foros y conferencias internacionales sobre medio ambiente en el periodo presidencial de Evo Morales, se evidenció una estrategia multifacética que integró las prioridades nacionales con compromisos globales. Esto se evidenció en la III Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático (2015) que tuvo lugar en Tiquipaya, Cochabamba, donde el mandatario destacó la necesidad de adoptar medidas más audaces y urgentes para combatir el cambio climático, haciendo un llamado a los países desarrollados para que asumieran una mayor responsabilidad en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, 2015).

Asimismo, Bolivia participó en el Foro Permanente de las Naciones Unidas para los Derechos Indígenas en 2018. Allí, Morales articuló una defensa por los derechos de los pueblos indígenas, reconociendo su resiliencia en la preservación de sus culturas, lenguas y territorios a pesar de siglos de explotación y marginalización. Además, el mandatario destacó que la tierra no es meramente un recurso económico, sino una parte integral de la identidad y espiritualidad de los pueblos indígenas y que, por lo tanto, es necesario que la comunidad internacional respete y proteja sus derechos territoriales y autonomía.

Igualmente, resaltó que las políticas neoliberales han exacerbado la pobreza y la desigualdad, por lo que abogó en su discurso por un modelo económico más inclusivo y equitativo que promueva el bienestar de todos los pueblos, no sólo de una élite privilegiada. Por otra parte, reafirmó el compromiso de Bolivia con los instrumentos internacionales que protegen los derechos de los pueblos indígenas, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la OIT (Naciones Unidas, 2018a).

 Igualmente, bajo la administración de Morales, Bolivia se adhirió a varios tratados internacionales, entre estos, la ratificación del Convenio de Minamata sobre el Mercurio en 2015, que afirma la determinación de Bolivia para proteger la salud pública y el medio ambiente de los efectos adversos del mercurio. Además, en 2016, Bolivia ratificó el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que representa un esfuerzo global para mitigar el cambio climático mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, se adhirió al Acuerdo de Escazú sobre la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe en 2018, alineándose con los esfuerzos de Bolivia por promover la transparencia y la participación ciudadana en decisiones ambientales (Naciones Unidas, 2018b).

Adicionalmente, Bolivia suscribió el Pacto de Leticia en 2019 por la protección de la Amazonía. Este Pacto buscó fortalecer la acción conjunta con los demás países amazónicos para luchar contra la deforestación a través del establecimiento de la Red Amazónica de Cooperación ante desastres naturales y la búsqueda de alternativas de uso y manejo de fuego en medios rurales (Ministerio de Ambiente Colombia, 2019). Sin embargo, el gobierno de Morales también implementó políticas y acciones internas de desprotección ambiental, generando un impacto negativo en áreas protegidas y territorios indígenas. Respecto a lo anterior, en la imagen 1 se observa el aumento de la deforestación, la explotación de gas y petróleo, la construcción de hidroeléctricas y la construcción de carreteras en áreas protegidas en el año 2019.

Imagen 1

Presencia de las amenazas dentro de áreas naturales protegidas de acuerdo con “Estudio Un año crucial para la política de la conservación en Bolivia


Fuente: Tomado de Sierra (2019, mayo 27). Bolivia: Las contradicciones en la política ambiental de Evo Morales. Noticias ambientales.

Si bien el país experimentó una transformación en su infraestructura, particularmente en el desarrollo de carreteras, al mismo tiempo se afectaron áreas de alto valor biológico (Sierra, 2019). Un ejemplo de esto fue la construcción de un proyecto de infraestructura que separaba en dos el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), el cual promovía la integración nacional al facilitar el acceso al mercado para los productores rurales.

Por otra parte, el Decreto Supremo 2366, emitido en 2015, autorizó la exploración de hidrocarburos dentro de las áreas protegidas de Bolivia y como resultado, actualmente, 11 de las 22 áreas protegidas nacionales se encuentran superpuestas con concesiones de gas y petróleo, incluso utilizando el método del fracking en algunas de estas. Entre los años 2008 y 2015, Bolivia fue testigo de casi la mitad de la expansión de la frontera de hidrocarburos en la Amazonía, incluyendo actividades de exploración dentro del Parque Nacional Madidi, uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta (Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia, 2015).

Adicionalmente, en el ámbito de la generación de energía, durante el gobierno de Morales se adelantó la construcción y funcionamiento de 21 hidroeléctricas dentro de áreas protegidas (Ley 741) y se otorgaron permisos a 11 propuestas adicionales en diversas etapas de planificación. De estas últimas, nueve se encuentran ubicadas dentro de áreas protegidas o a menos de 5 km de ellas, planteando riesgos para la conservación de la biodiversidad y la integridad de los ecosistemas (Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, 2010).

Igualmente, cabe destacar que las políticas mineras del gobierno de Morales suscitaron críticas dado que fueron negociadas con los empresarios del sector, lo que desvirtuó la consulta previa para los pueblos indígenas, reduciéndose a un mero trámite administrativo (Mongabay, 2022).

Por lo que se refiere al Decreto Supremo 3973, promulgado en Bolivia el 9 de julio de 2019, el gobierno autorizó el desmonte y la quema controlada de bosques en los departamentos de Santa Cruz y Beni. La nueva normativa flexibiliza las restricciones sobre la expansión agrícola en áreas forestales, facilitando la conversión de tierras boscosas en tierras de cultivo, especialmente para la producción de soja. Como resultado, Bolivia se convirtió en el quinto exportador mundial de soja, provocando una significativa deforestación y afectación de la biodiversidad y los ecosistemas locales de la región (Los tiempos, 2019).

Así las cosas, a pesar de sus esfuerzos por impulsar tratados internacionales y promover agendas de desarrollo sostenible, las acciones de Morales en el ámbito nacional fueron criticadas por líderes indígenas y ambientalistas (Los tiempos, 2019). Estas críticas se centraron en la aparente priorización del crecimiento económico sobre la protección del medio ambiente y los derechos de las comunidades locales. Es así como se considera que la gestión ambiental de Morales refleja una falta de equilibrio entre compromisos globales y demandas internas, evidenciando las complejidades inherentes a conciliar el desarrollo económico con la conservación ambiental en un contexto político y social diverso.

La Política Exterior Medioambiental de Luis Arce (2019-2024)

Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), ganó en la primera vuelta la elección presidencial del 18 de octubre de 2020. De su plan de gobierno se denota que la política exterior muestra cierta continuidad con respecto a la implementada por Evo Morales en lo relacionado con los derechos de los pueblos indígenas, la defensa del agua y la hoja de coca, los procesos de integración y las vinculaciones con base en la solidaridad y la cooperación. Sin embargo, de acuerdo con el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, lo que distingue al Gobierno de Luis Arce es la industrialización por sustitución de importaciones y la diversificación de la estructura productiva en áreas como la agropecuaria, minera, el sector de hidrocarburos, manufacturas y la industria de servicios (Ministerio de Economía y Finanzas de Bolivia, 2023).

Ahora bien, con respecto a las concesiones para explotación/exploración de naturaleza privada y extranjera, vale la pena resaltar que, durante este periodo, la economía de Bolivia incursionó en la exploración de las reservas de gas no convencional. Como resultado, el gobierno de Arce firmó un convenio entre la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y la empresa canadiense Cancambria Energy Corp en el foro “Inversiones Gas y Petróleo Tarija 2018” para avanzar en la extracción de hidrocarburos mediante la fractura hidráulica o fracking (Mongabay, 2018), cuestión que ha generado fuertes críticas en la población, pues las consecuencias ambientales de esta práctica son devastadoras dado al impacto en los ecosistemas, la contaminación del agua y la deforestación.

En cuanto a las prioridades medioambientales se resalta el Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025 formulado por el gobierno de Arce, el cual plantea la industrialización por sustitución de importaciones y el impulso de nuevas industrias de productos estratégicos para reducir la dependencia del país a la producción de materias primas. (Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de América Latina y el Caribe, 2021). Asimismo, este plan incluye metas relacionadas con la diversificación de la matriz energética, la consolidación de fuentes de energía renovables y sustentables, y el desarrollo de una infraestructura eléctrica que permita disminuir el uso de combustibles fósiles (Plan de desarrollo económico y social 2021-2025).

Por su parte, Arce prioriza el manejo integral y sustentable de los bosques, el fortalecimiento de acciones de mitigación, adaptación y monitoreo para el cambio climático y, la defensa de los derechos de la naturaleza a nivel internacional en organismos subregionales, regionales y/o multilaterales (Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de América Latina y el Caribe, 2021). No obstante, pese al discurso y las prioridades ambientales estipuladas en el Plan de Desarrollo, el gobierno de Luis Arce ha llevado a cabo acciones políticas internas de desprotección ambiental. Por ejemplo, como afirma Paredes (2022), bajo el mandato de Luis Arce, Bolivia enfrenta múltiples desafíos ambientales, entre los que destacan “fiscalizar las quemas y minería, frenar las invasiones y defender de la ilegalidad las áreas protegidas” (Mongabay 2022). Frente a esta situación, algunas organizaciones indígenas y ambientales se han pronunciado para exigir que la protección de los derechos de la Madre Tierra no se limite a un elemento discursivo que favorece la imagen del país ante el resto del mundo.

Bolivia ha participado en diversos foros y conferencias bilaterales y multilaterales sobre el medio ambiente tales como la 8ª Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en San Vicente y las Granadinas, la VIII Cumbre de la Celac en Kingstown, la VII Cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG), en Argel. Igualmente, el presidente intervino en la VII Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del FPEG, el 2 de marzo, donde propuso promover el gas natural como el principal combustible energético de transición para satisfacer las necesidades mundiales, explicando los esfuerzos internacionales para lograr la transición energética, acorde a los desafíos climáticos.

 Asimismo, se resalta la cooperación internacional entre Bolivia y la Unión Europea (UE) en materia medioambiental. A saber, se consolidó la Estrategia Europea Conjunta para Bolivia 2022-2025 (JES), la cual presenta prioridades como la recuperación económica global, verde y sostenible, vinculando las inversiones a la Agenda 2030 y al Acuerdo de París. Dentro de las áreas prioritarias se destaca la correspondiente al medio ambiente, cambio climático y desarrollo económico inclusivo, cuyos sectores estratégicos son: la Gestión Ambiental Sostenible y Reducción del Riesgo de Desastres, el Agua, Saneamiento y Gestión de Residuos Sólidos y el Desarrollo Rural Integral (Grupo de Socios para el Desarrollo de Bolivia, 2023)

Se denota un cierto compromiso con lo que respecta a la cooperación internacional y el desarrollo sostenible, sin embargo, esto ha hace parte de una pluralidad de tensiones significativas para el país. Concretamente, Luis Arce es un presidente que se ha mostrado a favor de todo lo que respecta a los derechos de la Madre Tierra, pero ha implementado políticas y acciones que no van del todo acordes a su discurso ambiental. Paradójicamente, su discurso también se muestra con una postura fuerte frente a una necesidad de desarrollo económico que choca con el compromiso respecto a la preservación medioambiental. Con todo esto, la presidencia Bolivia se encuentra en un dilema respecto a las prioridades que el país necesita. 

Análisis comparativo entre Evo Morales y Luis Arce

La agenda de política exterior en Bolivia ha demostrado una priorización en temas medioambientales, en donde priman los principios de multilateralismo y solidaridad internacional dentro del marco político de la diplomacia para los pueblos y el respeto a los derechos de la Madre Tierra y el “Buen Vivir”. Durante ambos gobiernos se destaca una línea de continuidad donde el respeto por la soberanía converge con el establecimiento de relaciones simétricas y la naturaleza constituye como sujeto de derecho y protección constitucional.

            Sin embargo, se denota que estos compromisos son limitados en la formulación de políticas dada la dependencia del país a un modelo de desarrollo extractivista basado en la reprimarización de las exportaciones. De esta manera, se observan las siguientes continuidades y discontinuidades en las políticas exteriores de ambos gobiernos (tabla 1):

  1. Continuidades.

En primer lugar, considerando la primera variable “Prioridades medioambientales identificadas en Planes de Desarrollo e iniciativas de conservación”, se destaca como elemento de continuidad la instauración de metas relacionadas con el desarrollo sostenible y el buen uso y aprovechamiento de recursos naturales bajo la “Agenda Patriótica 2025” de Evo Morales y el “Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025: Reconstruyendo la Economía para Vivir Bien, hacia la Industrialización con Sustitución de Importaciones” de Luis Arce. Ambos gobiernos reflejaron un pragmatismo económico, en tanto se priorizó el desarrollo económico y la industrialización del país sobre la protección de la biodiversidad y las comunidades locales.

            Sumado a ello, de acuerdo a las variables “Participación en foros y promoción de políticas sobre medioambiente” y “Adhesión a tratados, acuerdos y estrategias internacionales”, se evidencia que, a pesar del esfuerzo de los gobiernos por construir un rol hacia afuera de protección medioambiental, ligado a los pilares del desarrollo sostenible, las políticas internas han ido en detrimento de ello. Se ha visto al crecimiento económico como una necesidad que se desliga de la conservación medioambiental y la instauración del “Vivir Bien”. Pareciera que, el modelo de desarrollo del Buen Vivir plantea ciertas contradicciones dada la dependencia al extractivismo, el cual continúa limitando la materialización efectiva del equilibrio armónico con la naturaleza y el medio ambiente, cercano con la sabiduría popular, campesina y los conocimientos ancestrales de los indígenas de Bolivia (Martínez, 2013).

Respecto a las “Políticas y acciones internas de desprotección ambiental”, se observa como continuidad que la explotación de recursos naturales, aunque puede generar ingresos significativos para el Estado, también conlleva riesgos para el medio ambiente y las comunidades indígenas que, a menudo, sufren los efectos adversos de las actividades económicas como la exploración y explotación de hidrocarburos, la construcción de hidroeléctricas y carreteras, y la expansión de monocultivos de soja y coca, entre otros (Sierra, 2019; Paredes, 2022).

  1. Discontinuidades.

Respecto a las discontinuidades de la política exterior medioambiental de los gobiernos estudiados, fue posible observar que el pragmatismo económico ha sido más evidente durante la administración de Luis Arce, dado que ha firmado convenios con empresas extranjeras dedicadas a la producción de hidrocarburos como la canadiense Cancambria Energy. Por su parte, el gobierno de Evo Morales, bajo su discurso antihegemónico y antiimperialista, adoptó una posición desafiante respecto a las potencias económicas globales.

            Mientras que el gobierno de Luis Arce ha representado mayor pragmatismo, visible en las declaraciones de funcionarios públicos, como el ministro de Economía y Finanzas Públicas, quien reconoció los esfuerzos por llevar a cabo la industrialización con sustitución de importaciones, a partir de la diversificación de la base productiva de Bolivia en el área agropecuaria, minera, hidrocarburos, manufacturas, la industria de servicios, etc. (Ministerio de Economía y Finanzas de Bolivia, 2023). Esto refleja unos esfuerzos por promover un modelo de desarrollo más heterodoxo, neoextractivo, sensible a la cuestión social, pero aún dependiente de la actividad extractiva (Russell y Tokatlian, 2009).

Tabla 1

Comparación de la Política Exterior medioambiental de Bolivia durante los gobiernos de Evo Morales (2015-2019) y Luis Arce (2019-2024)

Gobierno de Evo Morales

Gobierno de Luis Arce

Concesiones privadas y a capital extranjero

Pragmatismo económico al reconocer la necesidad de asociarse con empresas extranjeras para el desarrollo de recursos estratégicos.

Industrialización por sustitución de importaciones.

Desarrollo de energías renovables y sustentables.

Firma del convenio entre la empresa estatal YPFB y la canadiense Cancambria Energy. 

Prioridades medioambientales identificadas en Planes de Desarrollo e iniciativas de conservación

Implementación de la Diplomacia de los Pueblos para la Vida.

Imagen de progreso y modernización, alineando sus políticas con las tendencias globales hacia la tecnología verde y la sostenibilidad del país.

"Agenda Patriótica 2025".

Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025: Reconstruyendo la Economía para Vivir Bien, Hacia la Industrialización con Sustitución de Importaciones.

Diversificación económica.

Contrarrestar el aumento de la deforestación.

Acciones y políticas internas de desprotección medioambiental

Aumento de la deforestación (quemas y talas). Decreto Supremo 3973.

Exploración de gas y petróleo en 11 de 22 áreas de protección nacional.

Exploración de hidrocarburos dentro del Parque Nacional Madidi, Chiquitania y la Amazonía.

Construcción de obras de infraestructura en zonas protegidas y de propiedad indígena (Carretera por el Tipnis)

Proyectos hidroeléctricos en zonas protegidas mediante la aprobación de la ley 741 (El Bala, Chepetey Rositas)

Expansión de los cultivos de soja sin evaluación de impactos ambientales.

Implementación del fracking por parte de la empresa estatal YPFB y la canadiense Cancambria Energy en el área de Miraflores.

Aumento de las plantaciones de Coca en Parques Naturales.

Se mantiene el Decreto Supremo 3973 sobre quemas controladas.

Proyectos hidroeléctricos sin consulta previa y sin evaluación de impactos ambientales.

Afectaciones de territorios indígenas debido a actividades extractivas (Organización Contiocap)

Participación en foros y promoción de políticas sobre medioambiente

III Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático en 2015.

Foro Permanente de las Naciones Unidas para los Derechos Indígenas en 2018.

COP-25 de Naciones Unidas en 2019.

VII Cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) en 2024.

Adhesión a tratados, acuerdos y estrategias internacionales

Convenio de Minamata sobre el Mercurio en 2015.

Ratificación del Acuerdo de París sobre Cambio Climático en 2016.

Ratificación del Acuerdo de Escazú en 2018.

Suscripción del Pacto de Leticia en 2019.

Estrategia Europea Conjunta para Bolivia 2022-2025.

Conclusiones

El análisis comparativo de las políticas exteriores medioambientales de Bolivia durante los gobiernos de Evo Morales (2015-2019) y Luis Arce (2019-2024) revela una compleja interacción entre aspiraciones ideológicas y realidades económicas. A pesar de las claras diferencias en estilo y enfoque entre ambos líderes, persisten continuidades significativas en la estrategia general de Bolivia en el ámbito internacional.

Ambos gobiernos han articulado su política exterior alrededor del concepto del Buen Vivir, un modelo que promueve la armonía con la naturaleza y el respeto por los derechos de los pueblos indígenas. Este enfoque ha sido un componente central en la narrativa política de Bolivia, posicionándose como un defensor de los derechos de la Madre Tierra en foros internacionales. Sin embargo, han tenido que enfrentar la dicotomía entre la retórica del Buen Vivir y la necesidad pragmática de desarrollar la economía a través del extractivismo.

Aunque Evo Morales fue un crítico del imperialismo y del neoliberalismo, se vio forzado a recurrir a la explotación de recursos naturales para financiar programas sociales y mantener el crecimiento económico. Luis Arce, por su parte, ha adoptado una postura más pragmática y diversificada, aunque continúa la dependencia del extractivismo, posee un enfoque más tecnocrático, buscando así equilibrar el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental. A pesar de sus esfuerzos, las estructuras económicas heredadas y las presiones externas han restringido la capacidad de su administración para efectuar cambios profundos y duraderos en la política medioambiental.

Si bien ambos presidentes han mantenido un compromiso constante con los principios del Buen Vivir, las diferencias en su participación y negociación en foros multilaterales son destacables. Evo Morales adoptó una postura más confrontacional, buscando posicionar a Bolivia como un líder del movimiento antiimperialista y ambientalista. Por su parte, Luis Arce utilizó un enfoque colaborativo y técnico, armonizando las demandas internacionales con las realidades económicas nacionales. Estas diferencias en el enfoque reflejan la compleja interacción entre las aspiraciones ideológicas y las realidades pragmáticas en la política exterior medioambiental de Bolivia.

 Así, a pesar de las diferencias en discurso y estilo, tanto Morales como Arce han tenido que navegar estas contradicciones, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y coherencia a largo plazo de la política exterior medioambiental de Bolivia.

Recomendaciones

Teniendo en cuenta que la agenda de política exterior en Bolivia ha estado sujeta a las condiciones estructurales a nivel doméstico (viabilidad nacional) e internacional (permisibilidad internacional), se proponen las siguientes recomendaciones en términos de que el país pueda superar la vocación extractiva, transitando hacia una economía más diversificada que priorice realmente la visión de los pueblos indígenas y campesinos, así como la protección de la naturaleza:

  • La política exterior regida por el Buen Vivir debe establecer relaciones de complementariedad, equilibrio, cooperación y solidaridad entre todos los Estados y pueblos del mundo, en la perspectiva de alcanzar la superación de la enajenación del ser humano en su condición individual y colectiva, pero también de su relación con la naturaleza. El “Vivir Bien” enunciado en la Constitución de Bolivia debe concebirse como un proyecto alternativo al capitalismo como sistema que separa a la sociedad del medio ambiente.
  • Para avanzar hacia una verdadera realización del principio del Buen Vivir, Bolivia debe continuar buscando alternativas que le permitan reducir su dependencia al extractivismo y promover la diversificación económica en otros sectores como el manufacturero, servicios, innovación y tecnología. Esto, con el fin de que el país se enfoque en la exportación de bienes con valor agregado, más allá de las materias primas sin procesar.
  • Reconociendo los esfuerzos de los gobiernos de Bolivia por hacer de su política exterior una propuesta poscapitalista, antiimperialista y basada en el modelo del Buen Vivir, se debe priorizar la instauración de relaciones que otorguen beneficios en defensa de lo público sobre lo privado, además de, adoptar una posición en contra de la sobreexplotación de los recursos naturales. Esto se puede abordar no sólo con políticas económicas, sino también con medidas que promuevan la conservación de los recursos naturales del país y la participación de las comunidades locales en la toma de decisiones.
  • Igualmente, recomienda ejercer un control más riguroso de los procesos de consulta y evaluación de impactos medioambientales de los proyectos de infraestructura, teniendo en cuenta las posiciones de las comunidades indígenas y el valor de su territorio, recursos y formas de vida. 
  • En ese sentido, es importante que Bolivia busque alianzas internacionales que no profundicen la dependencia hacia el extractivismo de materias primas, sino que, al contrario, pueda establecer relaciones que proporcionen apoyo técnico y financiero para su diversificación económica.

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[1] Estudiante de Décimo semestre de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

ma_contreras@javeriana.edu.co

[2] Estudiante de Décimo semestre de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. laura_bedoyad@javeriana..edu.co

[3] Estudiante de Octavo semestre de Relaciones Internacionales y Ciencia Política.

mp_torres@javeriana.edu.co

[4] Estudiante de Octavo semestre de Relaciones Internacionales

rebeca-cancino@javeriana.edu.co

[5] Proceso histórico y geopolítico que surge a partir de la diferenciación y jerarquización entre los territorios coloniales y las potencias mundiales.