Fecha de publicación: May 31, 2023


Manuela Vivas
Natalia Rodríguez
Laura Burbano
Isabella Aroca
Fecha de publicación: May 3, 2023


Margarita Castillo Cáceres

Conflicto armado en Yemen: ¿Una catástrofe humanitaria, invisibilizada por el silencio de Estados Unidos y el Reino Unido?

Conflicto armado en Yemen: ¿Una catástrofe humanitaria, invisibilizada por el silencio de Estados Unidos y el Reino Unido?[1]

Armed conflict in Yemen: A humanitarian catastrophe, made invisible because of the silence of the United States and the United Kingdom?

Catalina Bonilla Parra*

Recibido: 13/09/2022
Aprobado: 07/06/2023

Introducción

Yemen es un país de la península arábiga que está inmerso en una guerra civil desde el año 2014, situación que empeoró en el año 2015 con la intervención militar de Arabia Saudí a favor del gobierno yemení de Abdu Rabu Mansur Hadi, realizando bombardeos diarios en respuesta a las peticiones de apoyo militar de dicho gobernante después de que este fuera derrocado por el movimiento Hutí. El conflicto estalló entre las fuerzas gubernamentales pro Hadi y los rebeldes hutíes en Yemen, los cuales son el objetivo militar principal de Arabia Saudí, que ataca también a población civil indefensa (Huffington Post, 2016).

Por otro lado, se encuentra el Consejo político supremo de Yemen, un movimiento político y armado islamista apoyado por los hutíes que surgió en Saada, en el entonces estado de Yemen del Norte en la década de 1990 (AL-jbarat, 2021). En 2014, el movimiento Hutí tomó el control de algunos lugares de Yemen, lo que finalmente se convirtió en una guerra y una masacre adelantada por diversos intentos militares de Arabia Saudí para apoyar a un aliado político estratégico para sus intereses. A partir de dicha intervención, el 26 de marzo de 2015, Arabia Saudita, al frente de una coalición de nueve países de Asia occidental y el norte de África, con el nombre de “Operación Tormenta Decisiva”, inició una campaña militar de bombardeos indiscriminados, contra los rebeldes hutíes y luego impuso un bloqueo naval y el despliegue de fuerzas terrestres en Yemen (Norwegian peacebuilding resource centre, p.1, 2015). Más tarde, el 22 de abril de 2015, la monarquía árabe anuncio el comienzo de una nueva operación bautizada como “restaurar esperanza”, para continuar con sus operaciones “antiterroristas” en Yemen, una operación militar que actualmente sigue en curso (Reuters, 2015).

En ese sentido, el presente texto aborda el contexto actual del conflicto armado en Yemen, enfatizando en la intervención saudí. En segundo lugar, se explicará, con base en fuentes bibliográficas, aspectos del Derecho Internacional Humanitario relacionados con la agresión saudí a Yemen, y el Derecho Internacional con respecto al suministro de armas al reino saudí, lo cual ha causado afectaciones graves del DIDH. Posteriormente, se expondrán los intereses políticos saudíes y estadounidenses en dicho país, y finalmente, se concluirá que, tras ocho años de una guerra financiada desde el exterior, Yemen ha quedado irreconocible como consecuencia de los múltiples ataques aéreos y actos de destrucción de aeropuertos, infraestructuras de telecomunicaciones, hospitales, escuelas e instalaciones de agua, lo cual ha cobrado, simultáneamente, la vida de miles de yemeníes indefensos.

Desarrollo

Según la ONU, para finales de 2021, la guerra en Yemen había causado la muerte de 377.000 personas, donde los niños representan el 70% (263,900/377000) de las víctimas. Adicionalmente, esta organización arrojó que más de 20 millones de yemeníes requieren ayuda humanitaria como resultado de las hambrunas y la falta de instalaciones sanitarias que han sido generadas y agravadas por la guerra y el bloqueo que los saudíes le imponen a su vecino sureño. Además, para el año 2020, había 4 millones de personas desplazadas a causa del conflicto, lo cual constituye una de las peores catástrofes humanitarias donde la población civil es la más afectada (Al Jazeera, 2022).

En consecuencia, según la ONU, esta situación ha convertido a Yemen en el país con la peor crisis humanitaria. Además, es muy probable que la guerra de Rusia contra Ucrania agudice la hambruna en Yemen, dado que el país depende casi por completo de las importaciones de alimentos, con casi un tercio de sus suministros de trigo provenientes de Ucrania (Al Jazeera, 2022).

Por otro lado, en el octavo año de conflicto, Yemen permanece al borde del colapso. Debido a la guerra, se han desencadenado grandes aumentos en las necesidades básicas insatisfechas, pues según UNICEF (2023), el conflicto ha exacerbado la actual crisis de desnutrición en Yemen, observando que, alrededor de 2,2 millones de niños sufren de desnutrición aguda. Además, el cierre de escuelas y hospitales ha interrumpido el acceso a la educación y los servicios de salud dentro de los diferentes sectores de la población yemení, ya que para 2022, más de 23,4 millones de personas, incluidos 12,9 millones de niños yemeníes, necesitan asistencia humanitaria y protección (UNICEF, 2022).

No obstante, el 1 de abril de 2022, se estableció un cese al fuego entre los hutíes y la coalición liderada por Arabia Saudí, el cual fue renovado en agosto, extendiendo el plazo hasta el 2 de octubre, según el enviado especial de la ONU para el país, Hans Grundberg. De acuerdo con Grundberg, la propuesta del cese al fuego permitiría que las partes lleguen a un acuerdo sobre la apertura de carreteras en Taiz y otras gobernaciones, la apertura de destinos adicionales hacia y desde el aeropuerto de la capital, Saná, y negociar aspectos humanitarios y económicos, que permitan prepararse para la reanudación del proceso político liderado por Yemen bajo los auspicios de la ONU para alcanzar una paz sostenible y justa (ONU, 2022).

Es importante subrayar que los hutíes ejercen una autoridad de facto sobre la mayor parte de Yemen del norte. Desde el 28 de abril de 2020 han controlado todo Yemen del norte, incluyendo la capital de Yemen, Saná, a excepción de una parte norteña del país, la gobernación de Marib (Monitor de Medio Oriente, 2020). Del mismo modo, Estados Unidos ha acusado al gobierno iraní de suministrar apoyo militar al movimiento Hutí de Yemen, calificándolo de “letal”. A pesar de estas afirmaciones, Irán ha negado apoyar al movimiento, desestimando los comentarios estadounidenses, como afirmaciones sin fundamento contra el país persa (Feierstein, 2022).

Pero detrás de la muerte de los yemeníes están países extranjeros que apoyan a Arabia Saudita. El departamento de Estado de los Estados Unidos, aprobó en 2022 una venta de misiles PATRIOT MIM-104E y equipos relacionados, los cuales van encaminados a apoyar las metas de política exterior y los objetivos de seguridad nacional de los Estados Unidos al mejorar la seguridad de un país socio que es una fuerza para la estabilidad política y el progreso económico en la región del Golfo (CNN, 2022).

Asimismo, el Reino Unido también está vendiendo armas a Arabia Saudita, las cuales se están utilizando en los devastadores ataques de Arabia Saudita contra Yemen. El Reino Unido es uno de los principales proveedores de armas de Arabia Saudí, junto con Estados Unidos. Estos dos países han fomentado los ataques aéreos de este país agresor y sus socios de la coalición, proporcionando tanto equipamiento militar como mantenimiento y apoyos continuos, a pesar de la abrumadora evidencia de repetidas y evidentes violaciones del derecho internacional humanitario por parte de la coalición saudí. Los equipos militares fabricados en el Reino Unido que están siendo utilizados en la guerra, incluyen aviones Typhoon y Tornado, bombas Paveway y misiles Brimstone y Stormshadow (Campaign Against arms trade, 2022). Es evidente que el envío de armas a Yemen por parte de países extranjeros ha causado un recrudecimiento del conflicto armado y una profundización de la crisis humanitaria de la población civil yemení.

Perspectivas de la guerra en Yemen desde el Derecho Internacional

La aplicación del derecho y las normas internacionales pertinentes para evitar el uso indebido y la transferencia irresponsable de armas en Yemen, debe ser una parte esencial de los esfuerzos de la comunidad internacional para garantizar la paz y la seguridad, en particular, lo que respecta a las obligaciones del derecho internacional humanitario (DIH) y del derecho internacional de los derechos humanos (DIDH), que se aplican, tanto en virtud de los tratados, como del derecho consuetudinario. De esta manera, observando las diferentes perspectivas de la guerra de Yemen desde el Derecho Internacional, algunos informes desde mediados de 2014 muestran que todas las partes en el conflicto en Yemen tienen un historial general de incumplimiento de sus obligaciones en virtud del DIH y el DIDH, a saber:

Ambos cuerpos de derecho internacional deben aplicarse de manera complementaria y  reforzarse mutuamente en tiempo de conflicto armado. Por un lado, el DIH prohíbe atacar a civiles y bienes de carácter civil, así como ataques que no discriminen efectivamente entre objetivos militares y civiles, o que tengan efectos desproporcionados sobre los segundos. Por otro lado, cuando tales ataques violan gravemente el DIH porque se llevan a cabo de manera no deliberada, y cuando se utiliza la fuerza militar durante un conflicto armado para cometer violaciones graves de Derechos Humanos, las personas involucradas pueden ser responsables de la comisión de crímenes de guerra (David et al, p.7, 2019).

En efecto, Arabia Saudita ha utilizado municiones de racimo cerca de áreas civiles en Yemen, lo que constituye una violación al derecho internacional humanitario. Asimismo, de acuerdo con Human Rights Watch (2016), Estados Unidos ha vendido municiones de racimo a Arabia Saudita, un arma que la mayoría de los países han rechazado debido al peligro inminente que representan para los civiles, puesto que se lanzan desde aviones o desde el suelo mediante artillería o cohetes, y contienen varias submuniciones o bombetas más pequeñas; las municiones de racimo representan una amenaza inmediata para los civiles, ya que se dispersan por una amplia zona y dejan restos explosivos, incluidas submuniciones que no explotan al impactar y se convierten de facto en minas terrestres.

Adicionalmente, Arabia Saudita admitió en 2016 que utilizó bombas de racimo fabricadas en Reino Unido en su agresión contra Yemen. Si bien, el Reino Unido dejó de fabricar este tipo de bombas en 1989 y firmó en 2008 una convención que las prohíbe, esta declaración oficial saudí demuestra que la posición legal del Reino Unido no está clara o es confusa (The Guardian, 2016). Teniendo en cuenta lo anterior, las bombas y municiones de racimo están prohibidas por la Convención sobre Municiones en Racimo (CCM), un tratado internacional que prohíbe su uso, transferencia, producción y almacenamiento. Además, este tratado establece un marco para apoyar la asistencia a las víctimas, la limpieza de sitios contaminados, la educación sobre reducción de riesgos y la destrucción de existencias de dichas bombas. Esta convención se adoptó el 30 de mayo de 2008 en Dublín, se abrió a la firma el 3 de diciembre de 2008 en Oslo y entró en vigor el 1 de agosto de 2010. En este sentido, los países que ratifiquen la convención estarán obligados a:

“Nunca bajo ninguna circunstancia a: Usar municiones en racimo; desarrollar, producir, adquirir, almacenar, retener o transferir a cualquier persona, directa o indirectamente, municiones en racimo; ayudar, alentar o inducir a cualquier persona a participar en cualquier actividad prohibida a un Estado parte en virtud de la presente convención” (Convención sobre municiones de racimo, 2008).

Ni Arabia Saudita, Yemen y Estados Unidos han ratificado la convención. Sin embargo, Naciones Unidas ha recibido informes preocupantes sobre el uso de bombas de racimo en áreas civiles en la capital de Yemen y advirtió que el uso de estas armas podría constituir un crimen de guerra, según el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric. Además, el entonces Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se mostró preocupado por los informes sobre los ataques aéreos con estas armas en áreas residenciales y en edificios civiles en Saná, incluidas la cámara de comercio, un salón de bodas y un centro para ciegos (Reuters, 2016).

Suministro de armas a la coalición saudí

La gama de artículos suministrados varía mucho. Estados Unidos fue, con mucho, el mayor proveedor en general. Las transferencias estadounidenses informadas incluyeron aviones de combate, helicópteros de ataque, misiles y lanzacohetes, artillería de gran tamaño, vehículos de combate, armas ligeras de armas pequeñas y otras municiones. Es importante recordar que Arabia Saudita es uno de los principales proveedores de petróleo a EE.UU y, por ende, un aliado estratégico en el Medio Oriente. Así pues, esta relación de conveniencia se explica porque Arabia Saudita necesita mantener el precio del petróleo estable mientras EE.UU contribuye con operaciones militares en el Medio Oriente (Johansson, 2020).

A saber, de acuerdo con Amnistía Internacional (2022), la coalición liderada por Arabia Saudita utilizó una munición guiada con alta precisión, la cual fue fabricada en los Estados Unidos. En un ataque aéreo en enero de 2022 contra un centro de detención en Sadaa, al noroeste de Yemen, que, según Médicos sin Fronteras, causó la muerte de al menos a 80 personas e hirió a más de 200. Por otro lado, el Reino Unido fue el segundo mayor proveedor de Arabia Saudí y sus entregas comprendían principalmente aviones de combate, lanzamisiles y un gran número de misiles, así como rifles de francotirador y ametralladoras ligeras.

Sin embargo, aunque EE. UU y el Reino Unido son los mayores proveedores de armas a Arabia Saudí, no son los únicos. Canadá también suministró cientos de vehículos blindados de combate, rifles y algunas ametralladoras. Por su parte, Francia suministró equipo naval, un gran número de vehículos blindados de combate y lanzamisiles, así como artillería, fusiles y piezas y accesorios. Igualmente, Brasil era un gran proveedor de lanzacohetes con vehículos, sistemas de artillería de gran calibre, así como municiones para armas pequeñas durante el gobierno de Bolsonaro. Finalmente, la República de Corea y Croacia también suministraron grandes y pequeñas cantidades de municiones, respectivamente (David et al, p.26, 2019). 

Derecho Internacional y suministro de armas

Según el Derecho Internacional, los Estados que transgredan sus normas, incurren en responsabilidad internacional, al igual que aquellos Estados que se determine que han contribuido o asistido las violaciones cometidas por un tercer país. De esta manera, en el contexto del conflicto armado en Yemen, esta norma internacional podría aplicarse teniendo en cuenta los artículos sobre la responsabilidad de los Estados por hechos internacionalmente ilícitos, redactados por la comisión de derecho internacional (CDI) y adoptados por la asamblea general de la ONU en 2001, los cuales contienen la siguiente regla:

Artículo 16: Un Estado que ayuda o asiste a otro Estado en la comisión de un hecho internacionalmente ilícito por este último es internacionalmente responsable por hacerlo si:

a) El Estado lo haga con conocimiento de las circunstancias del hecho internacionalmente ilícito; y b) El hecho sería internacionalmente ilícito si fuera cometido por ese Estado (Comisión de derecho internacional, 2001).

Bajo esta regla, un Estado que ayuda a otro Estado a facilitar o fomentar sus violaciones del derecho internacional está cometiendo una violación del derecho internacional, no obstante, el involucramiento de otros países en esta guerra se da por intereses específicos, como se verá en el siguiente apartado.

Intereses principales en la guerra en Yemen

Como se ha mencionado, Arabia Saudita lidera una coalición árabe de naciones de Medio Oriente durante la guerra civil yemení, pero también en algunos lugares de África para responder a las peticiones de apoyo militar del presidente pro-saudí de Yemen, Abdu Rabu Mansur Hadi, después de que fuera derrocado por el movimiento Hutí.

En ese marco, la coalición acusó a Irán de apoyar militar y financieramente a los hutíes, en consecuencia, el entonces secretario de Estado de EE. UU durante el gobierno de Barack Obama, John Kerry, aseguró que "obviamente había suministros en Yemen que venían de Irán a través de varios vuelos que llegaban cada semana", y advirtió a Irán de detener su apoyo a los hutíes. Sin embargo, Irán negó todas estas afirmaciones y señaló que su único interés en Yemen es el establecimiento de una paz duradera y la estabilidad en la región (BBC, 2015).

Adicionalmente, en marzo de 2015, Barack Obama declaró que había autorizado a las fuerzas estadounidenses a brindar apoyo logístico y de inteligencia a los saudíes en su intervención militar en Yemen, estableciendo una "célula de planificación conjunta" con Arabia Saudita, involucrándose en la guerra en Yemen. Además de suministrar armas a la coalición agresora, en junio de 2021, el presidente Biden informó al congreso que un pequeño número de militares de los Estados Unidos están desplegados en Yemen para llevar a cabo operaciones contra al-Qaeda en la Península Arábiga e ISIS (Estado Islámico). Por esta razón, de acuerdo con lo expuesto hasta ahora, es posible afirmar que los tres principales intereses de Estados Unidos en Yemen son aumentar su exportación de armamento, al tiempo que ayuda a uno de sus principales aliados regionales; aislar a Irán, teniendo en cuenta que según Washington, el gobierno de Teherán está del lado de los hutíes; y combatir al terrorismo en Yemen, ya que esto representa una amenaza a la seguridad nacional estadounidense (Congressional Research Service, 2021).

Conclusiones

La guerra civil que asola a Yemen desde 2014 aún continúa y la mayoría de la población necesita asistencia humanitaria y protección. Esta guerra es tan cruel y catastrófica, que la coalición liderada por Arabia Saudita también ha sido declarada culpable de destruir miles de instalaciones de suministro de agua, incluidas represas, y de contaminar los suministros de agua de Yemen. Los ataques aéreos liderados por Arabia Saudita no solo empeoran el conflicto, sino que también llevan a la inestabilidad y al caos al destruir la infraestructura básica y las instituciones gubernamentales. Además, las áreas liberadas del control de los hutíes en nombre del gobierno de Hadi, que en gran parte permanece en el exilio, permanecieron plagadas de caos. De hecho, el gobierno de Hadi apenas parece estar funcionando o garantizando la seguridad y los servicios básicos para los civiles afectados, quienes lo describen como el gobierno fugitivo.

Adicionalmente, los países europeos y otros, como EE. UU  y Canadá, continúan autorizando exportaciones de armas y piezas militares, además de brindar asistencia técnica a Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y otros Estados de la coalición. En el caso de los EE.UU, la venta de  armas es el resultado de una toma de decisiones fundamentada en satisfacer una serie de intereses políticos y económicos, mientras que el mundo está al frente a una realidad que ha cobrado la vida de miles de civiles indefensos y ha dejado a miles de otros en la pobreza extrema.

Los intereses hegemónicos estadounidenses exigen que esta región esté bajo su control para obtener ventajas frente a China, Rusia, Irán y otros rivales geopolíticos. Además, EE. UU, Arabia Saudita y otros estados árabes involucrados en el conflicto yemení, como Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, no quieren permitir que otra nación se desarrolle de manera independiente. Su acercamiento a Irán, presenta una "amenaza” para los intereses foráneos en la región, debido a que en los últimos años se ha evidenciado un acercamiento de estos reinos árabes tanto con las potencias occidentales principales como Estados Unidos y el Reino Unido, así como con el régimen israelí, que según el gobierno iraní, demuestra cómo algunos Estados árabes son el nuevo “patio trasero” de Estados Unidos.

En consecuencia, el conflicto está causando estragos en los empobrecidos yemeníes, mientras los actores internacionales, especialmente EE. UU, continúan ayudando a la campaña militar dirigida por Arabia Saudita y a pesar de sus numerosos ataques aéreos realizados por años, la coalición no ha logrado debilitar a los hutíes, ni restaurar en el poder a Abdu Rabu Mansur Hadi y mucho menos arrebatarle la ciudad de Saná.

La crisis de Yemen es de naturaleza compleja, el país ha estado dividido y bajo el control de muchos grupos que luchan por diferentes objetivos. Las principales partes en conflicto son los hutíes bajo el control del consejo supremo político, y por otro lado,  las fuerzas del presidente Hadi con el apoyo de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y otras fuerzas de la coalición. Pero independientemente del grupo político o militar que detente el poder, es evidente que la población civil de Yemen es la más afectada, pues se encuentra en medio de un fuego cruzado que amenaza su calidad de vida y existencia.

Por consiguiente, la crisis humanitaria en Yemen está empeorando cada día. La insistencia de Arabia Saudita y Estados Unidos en continuar con la guerra está causando daños irreversibles en la Península Arábiga que afectarían a todo el sistema de seguridad de los demás países de la región. Además, no todos los actores con intereses arraigados en Yemen, tienen interés en la recuperación económica de ese país. Por ejemplo, Estados Unidos tiene intereses centrales de política exterior, pero también pretensiones económicos que buscan fortalecer la venta de armas, la cual es una de sus principales fuentes de ingresos. A pesar de que Irán ha negado rotundamente cualquier apoyo al régimen de los hutíes, Estados Unidos continua afirmando lo contrario, observando que, en materia de seguridad, desde el inicio del gobierno de Donald Trump y seguido por el gobierno de Biden, se ha aplicado una política de máxima presión contra el país persa.

En definitiva, el conflicto de Yemen ha costado miles de vidas, causando un sufrimiento incalculable al desplazar a millones de personas, destruir infraestructura vital y causar hambre masiva. Mientras este conflicto siga en curso, es probable que la situación continúe deteriorándose, profundizando la crisis humanitaria que experimenta el país de la Península Arábiga. Si bien se han realizado esfuerzos diplomáticos con la mediación de Naciones Unidas por establecer un cese al fuego, estas treguas terminan siendo violentadas por la coalición saudí. Medidas como el intercambio de presos entre ambas partes del conflicto y el reciente acercamiento entre Arabia Saudí e Irán podrían atenuar la situación de sufrimiento de los yemeníes. Sin embargo, esta guerra financiada desde el exterior sugiere que Estados Unidos y el Reino Unido, como principales proveedores de armas al agresor saudí, asuman una mayor y pronta responsabilidad internacional frente a la guerra en Yemen.

Referencias

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David E, Turp D, Wood B y Azarova V. (2019). Opinion on the international legality of arms transfers to saudi arabia, the united arab emirates and other members of the coalition militarily involved in yemen. ResearchGate. https://www.researchgate.net/publication/341767425_The_Conflict_in_Yemen_and_the_Legality_of_Arms_Transfers_Opinion_on_the_International_Legality_of_Arms_Transfers_to_Saudi_Arabia_the_United_Arab_Emirates_and_Other_Members_of_the_Coalition_Militarily_

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The Washington Post (25 de marzo de 2015). Saudi Arabia launches air attacks in Yemen. https://www.washingtonpost.com/world/middle_east/report-yemens-embattled-president flees-stronghold-as-rebels-advance/2015/03/25/e0913ae2-d2d5-11e4-a62f-ee745911a4ff_story.html

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UNICEF (2023). Yemen crisis. https://www.unicef.org/emergencies/yemen-crisis

[1] Ensayo

* Estudiante de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Javeriana